2/14/2008

entretejidos

Nunca se ha olvidado que todo puede ser absurdo, si su significación se agotase en su función inmediata y en su forma de manifestarse; nunca se ha olvidado que todas las cosas penetran un buen trecho en el mundo del más allá. Este saber nos es familiar, como sentimiento no formulado que tenemos en todo momento; así por ejemplo, al oír el rumor de la lluvia sobre las hojas de los árboles, o al ver el resplandor de la lámpara sobre la mesa, en una hora de paz, la percepción habitual se alarga en una percepción más profunda que sirve al pensamiento práctico y a la acción. Esta percepción puede aparecer a veces en la forma de una obsesión morbosa, a la que las cosas le parecen preñadas de una amenazadora intención personal o de un enigma que sería indispensable conocer y, sin embargo, resulta imposible descifrar. Pero más frecuentemente nos llena de la certeza serena y confortante de que también nuestra propia vida está entretejida en ese sentido misterioso del mundo. Y cuando más se condensa esta vivencia en el terror de lo Uno de que todas las cosas emanan y en que reposan todas las cosas, tanto más se eleva desde la certeza de algunos claros momentos hasta un duradero sentido de la vida o incluso una convicción formulada.

Johan Huizinga, El otoño de la edad media.

2/01/2008

¿piensa usted que este test no sirve? SI/NO

Los orígenes del test Myers-Briggs, usado por los departamentos de recursos humanos de empresas de todo el mundo. 89 de las 100 empresas que aparecen en la lista anual de Fortune lo usan.

Where did the Myers-Briggs come from, after all? As Paul tells us, it began with a housewife from Washington, D.C., named Katharine Briggs, at the turn of the last century. Briggs had a daughter, Isabel, an only child for whom (as one relative put it) she did "everything but breathe." When Isabel was still in her teens, Katharine wrote a book-length manuscript about her daughter's remarkable childhood, calling her a "genius" and "a little Shakespeare." When Isabel went off to Swarthmore College, in 1915, the two exchanged letters nearly every day. Then, one day, Isabel brought home her college boyfriend and announced that they were to be married. His name was Clarence (Chief) Myers. He was tall and handsome and studying to be a lawyer, and he could not have been more different from the Briggs women. Katharine and Isabel were bold and imaginative and intuitive. Myers was practical and logical and detail-oriented. Katharine could not understand her future son-in-law. "When the blissful young couple returned to Swarthmore," Paul writes, "Katharine retreated to her study, intent on 'figuring out Chief.' "She began to read widely in psychology and philosophy. Then, in 1923, she came across the first English translation of Carl Jung's "Psychological Types." "This is it!" Katharine told her daughter. Paul recounts, "In a dramatic display of conviction she burned all her own research and adopted Jung's book as her 'Bible,' as she gushed in a letter to the man himself. His system explained it all: Lyman [Katharine's husband], Katharine, Isabel, and Chief were introverts; the two men were thinkers, while the women were feelers; and of course the Briggses were intuitives, while Chief was a senser." Encouraged by her mother, Isabel—who was living in Swarthmore and writing mystery novels—devised a paper-and-pencil test to help people identify which of the Jungian categories they belonged to, and then spent the rest of her life tirelessly and brilliantly promoting her creation.

The problem, as Paul points out, is that Myers and her mother did not actually understand Jung at all. Jung didn't believe that types were easily identifiable, and he didn't believe that people could be permanently slotted into one category or another. "Every individual is an exception to the rule," he wrote; to "stick labels on people at first sight," in his view, was "nothing but a childish parlor game."


Publicado por Malcolm Gladwell en Annals of Psychology (septiembre de 2004). Texto completo (HTML y PDF) en gladwell.com

La obra que cita es Cult of Personality, de Annie Murphy Paul. Por las reseñas que he encontrado, el libro no fue bien recibido por sus colegas, que lo tachan de "narrativo" y "sensiblero" (adjetivos que me hacen sospechar más de los críticos que de A.M. Paul).

1/30/2008

far from heaven

Como el frío retiene al Sr. Sagaz en la cama hasta más tarde, ya no está despertando con noticieros, sino con caricaturas y los programas de Once TV que transmite el canal 28. Así que ahora los horrores matutinos son diferentes, pero igual de horrorosos.

Una emisión de Diálogos en Confianza: panel de expertos reunidos para hablar sobre las "tribus urbanas" juveniles (emos, góticos, indies, etc). Habla experto con apariencia de no querer dejar de ser joven (coleta, arete) acerca de los darketos: "es una imagen transparente, los vampiros son los expulsados, los que ya no son humanos, pero tampoco muertos, los expulsados del paraíso. Estos muchachos adoptan su imagen porque también se sienten expulsados, expulsados de un falso paraíso neoliberal".

El Sagaz no sabía si reír o llorar, así que mejor volvió a dormirse. Y ahora le desea a los chamacos de su ciudad que, ojalá, tengan padres mochos y restrictivos, de esos que dicen "pareces marica" o "así no sales a la calle". Porque cuando los adultos tratan de comprender a sus engendros pueden pasar cosas asqueantes.

1/28/2008

en una noche oscura y tormentosa

El británico Edward Bulwer-Lytton (1803-1873) fue de todo y sin medida. En su larga carrera literaria y política destaca la novela The Coming Race, que ahora conocemos como Vril, acerca de una raza de superhombres que vivían bajo la superficie terrestre. Desde su publicación varios teósofos, nazis con pretensiones místicas y hippies ociosos han tomado esta obra como registro de un acontecimiento real. A pesar de semejante legado, Bulwer-Lytton pasó a la historia por algo mucho más contundente: fue él quien tuvo el valor de iniciar una novela (Paul Clifford) con la frase “It was a dark and stormy night”.

Desde 1982, el departamento de inglés de la San José State University cuenta con un concurso literario que lleva el nombre de Bulwer-Lytton, consistente en escribir el peor inicio posible para una novela imaginaria. Fuera de concurso, los que han repetido la hazaña del creador de Vril han sido Madeleine L'Engle (en el inicio de Una arruga en el tiempo) y Snoopy (cada vez que Schulz lo ponía frente a una máquina de escribir).