5/06/2011

burro negro en la lluvia

De una entrevista con Robert Bresson en Transatlantic Review (verano de 1973).

—En Au hasard Balthazar conseguiste una relación entrañable entre el animal y los seres humanos.


—Para empezar yo no quería un burro muy listo. No le puedes decir a un burro que mire a la derecha o a la izquierda. Puse las imágenes del burro en ciertos momentos de la película y la edición da la impresión de que el burro ama a la chica. Hicimos (la escena de) la muerte con una droga. Pero no sabía qué iba a pasar. El veterinario dijo que una vez que le das una pastilla a un animal no sabes que pasará. Tal vez se largará galopando, tal vez se dormirá. Me sentía ansioso porque quedaba poco tiempo. Pero todo resultó de milagro. Sólo se durmió muy lentamente, se veía como si estuviera muerto. A los cinco minutos se levantó de nuevo. Es difícil trabajar así. Alguien como Kubrick tiene mucho dinero y todo lo que necesita. Sólo debe encargarse de las actuaciones, todo lo demás lo hace otra gente.

Al preparar la filmación de Balthazar le pedí al productor un burro negro. Para mí el burro verdadero es el burro de mi infancia, todo negro con la nariz blanca. Pero no tenían burro negro. Entonces, dos o tres días antes de iniciar la filmación, ahí estaba este burro negro. En las locaciones el clima estaba empeorando y yo quería ir al sur, pero antes había que hacer una escena en la que el burro quedaba empapado en la lluvia. La lluvia era un efecto hecho con una máquina. El hombre a cargo de él dijo, "no lo mojes o se resfriará". Entonces fuimos al sur y el burro estaba rojo. Lo habían teñido, como el cabello de una mujer, en la luz del sur se le notaba lo rojizo. Uno de mis asistentes tuvo que ponerle polvo negro todos los días.

5/05/2011

el imperio nunca terminó

Fragmento de Johan Huizinga, Homo Ludens (1938).

Un estado no es nunca una institución puramente utilitaria... Realmente, en la concreción de potencia que denominamos estado se ha encarnado un impulso cultural que se debe a la cooperación de fuerzas del origen más diverso. Posteriormente esta criatura, el estado, busca un fundamento de su existencia, ya sea en la magnificencia de un linaje o en la excelencia de un pueblo. En la forma como expresa su principio delata el estado, en formas diferentes, su naturaleza fantástica hasta los extremos de una conducta absurda y suicida. El Imperio Romano comporta todos los rasgos de esta naturaleza en el fondo irracional que se reviste con pretensiones de derecho sacro. Su estructura social y económica era estéril y deleznable. Todo el sistema de aprovisionamientos, de administración pública y de educación se concentraba en las ciudades, en favor de una pequeña minoría que se erguía sobre los sin derecho. La unidad urbana constituye de tal modo en la Antigüedad el núcleo conceptual de la vida social y cultural, que constantemente se fundaban ciudades y ciudades hasta las orillas del desierto, sin preguntarse si podían desenvolverse como órganos naturales de una vida sana del pueblo. Si contemplamos los elocuentes restos de esta grandiosa construcción urbana, no podemos evitar la interrogación de si la función de estas ciudades, como centros culturales, ha guardado nunca proporción con sus excesivas pretensiones. Si juzgamos por las conquistas culturales de la baja latinidad, las ciudades, por muy excelente que fuera su situación y el valor de su arquitectura, no pudieron conservar mucha cosa viva de lo mejor de la cultura antigua. Templos para un culto que se había anquilosado en sus formas tradicionales y se había llenado de superstición; mercados y basílicas para una administración pública y una justicia que, dada la corrompida estructura político económica de la ciudad, tenían que degenerar gradualmente en la maraña de un sistema de explotación y coacción públicas; circos y teatros dispuestos para juegos sangrientos y bárbaros y para unas representaciones ridículas; baños para un cuidado muelle del cuerpo; todo esto difícilmente compone una cultura real y verdadera. Casi todo sirve a la exhibición ostentosa, a las diversiones y a una fama vanidosa. El Imperio Romano era un cuerpo desentrañado.

5/02/2011

un festival de 1997


Boleto de un festival en el Gimnasio Nuevo León (Monterrey) con La Función de Repulsa, Alambrista, Disolución Social y otros. 24 de mayo de 1997. Curiosidades del día: la música empezó muy temprano, la bajista de Vestido (banda de chicas de Reynosa) tocaba y cantaba saltando en una pogo-ball y los Carnes Usadas (que no aparecían en el cartel) traían a un chico disfrazado de vaca que bailaba frente al grupo.