7/21/2010

readability

Lo que hace Readability por la lectura en una pantalla es lo que hubiéramos querido hacer por la lectura en cualquier soporte. Y lo que quisiera hacerle al mundo fuera de la pantalla.

Tienes un texto con el tamaño, el diseño y la publicidad que permitió su autor. Haces click en el botón de Readability en la barra de herramientas del navegador y se convierte en una página blanca con letras de buen tamaño. Lo uso en Chrome, donde está disponible como extensión (Readability Redux es hasta hoy la que tiene más opciones) pero puede descargarse y añadirse a otros navegadores.

Pueden verlo como una herramienta a favor de la atención y la lectura detenida, ahora que el libro The Shallows ha reavivado el tema. Para mí es como el arma voladora que usa Kick-Ass al final de la película contra un antiguo enemigo: el diseño y la publicidad que yo no pedí en un texto que sí quiero leer.

Lo había sufrido en las revistas impresas desde que compré mi primer revista. El diseño que fastidia la lectura del mejor texto, el diseño que presenta lindo cualquier bodrio o simple mentira. Ahora quisiera el botón de Readability flotando frente a mi, para oprimirlo frente a cualquier cartel, anuncio panorámico o fachada. Frente a ciudades enteras.

7/08/2010

juan hernández luna (1962-2010)

"Violenta ciudad bajo el agua" podría ser la descripción de mi ciudad en este momento. Es el título de un cuento de Juan Hernández Luna, incluído en El hombre en las dos puertas, homenaje mexicano a Philip K. Dick. En él aparecen también cuentos de José Luis Zárate, Gerardo Porcayo, Bef, Alberto Chimal y Gerardo Sifuentes, nombres habituales de la ciencia ficción, fantasía y novela negra mexicanas.

En otros países, donde cuentan con más popularidad, esos géneros se leen, comentan y premian por separado, cada uno cuenta con sus espacios. En México iban de la mano para que tuvieran presencia. Los autores se conocen, son amigos.

Yo que nunca he pisado una convención internacional de ciencia ficción, lo más cercano a eso que he conocido eran las Jornadas de detectives y astronautas en la FIL de Monterrey. Zárate, Porcayo y Hernández Luna en una misma mesa, haciendo bromas para un público que compartía sus lecturas. Un ambiente muy distinto al de las demás presentaciones de la FIL.

Juan Hernández Luna hacía novela negra con denominación de origen. Naufragio toma su nombre de la canción de Agustín Lara que interpreta la Sonora Santanera. Uno de los personajes es un trasunto de Nacho Tréllez. En Tijuana Dream hizo de sus amigos Zárate y Porcayo el Dúo Económico, detectives de ocasión, acompañados por una periodista del mundo real, la joven Carmen Aristegui.

Como comentó en varias conferencias, le daban flojera las descripciones y los monólogos retorcidos. Sus novelas eran de acciones y decisiones. Breves y rápidas. Paco Ignacio Taibo II lo llamó "el más duro, el mejor, el relevo en la novela negra mexicana".

Obtuvo dos veces el premio Hammett en la Semana Negra de Gijón, por Tabaco para el puma (1997) y Cadáver de ciudad (2007). En 2005 impulsó un programa de fomento a la lectura entre policías de Ciudad Neza.

Nunca supe por qué su novela Yodo se llama así, no hay ninguna referencia al yodo en esas páginas. Tampoco podré pregúntarselo en una de sus presentaciones. Hoy murió a los 47 años, de un paro respiratorio.

Mi amiga Susana Ruiz me comentó hace años algo dicho por Juan Hernández Luna. "La literatura no te va a proteger del frío, pero puede protegerte de otro tipo de frío". Pero nada protege del último frío.