10/31/2007

silber sounds of halloween

No, no fue un dedazo, la disquera se llama Silber y es el hogar de Lycia, Aarktica y Attrition. Han colocado una antología gratuita en archive.org, para descargarla busquen el archivo en este formato: 64Kbps MP3 ZIP. Para más información consulten silbermedia.com

desaparece stylus magazine

Apenas ayer había mencionado a Stylus Magazine como una de las referencias básicas en internet. Hoy me entero por el Sr. Sensato que esa revista electrónica desaparece. Para despedirse han adelantado sus listas de fin de año y preparado una selección de sus mejores artículos.

10/30/2007

mucha música, poca mezcla

MTV, Jools Holland y las demasiadas opciones

A mediados de los noventa MTV Latino tenía un solo canal, pero en el había programas dedicados a géneros tan variados como el metal, la IDM (¡Pan Sonic y Autechre salían en MTV!) y la electrónica trotona. Ahora tiene una familia de canales, pero en ninguno de ellos aparecen videos de esos géneros.

Con este recorte en su horizonte de músicas no inauguró una tendencia, sencillamente se acopló a la tendencia general: en tiempos de descargas mp3, fanzines electrónicos y podcasts los seguidores de géneros minoritarios pueden buscarse su ración de música por su cuenta. No sólo pasa en MTV: en el show de Jools Holland (otrora una finura de programa) que vi hace unos días los invitados eran Black Eyed Peas y Foo Fighters.

No tiene caso ganar la atención de cada escena, de tantas escenas musicales. La única apuesta segura es dedicarse a los éxitos, ese subconjunto donde todos los demás conjuntos pop se intersectan. Lo mismo ocurrió en las revistas. La Biblia internacional del indie está en internet, en Pitchfork Media o Stylus Magazine, no esperen encontrar algo parecido en los puestos de revistas. The Wire y Rockdelux son garbanzos de a libra. NME, Les Inrockuptibles y Rolling Stone hace mucho que cedieron al espíritu de los tiempos.

Cuando las opciones a las que se tiene acceso son demasiadas, los canales mayoritarios no pueden y, estrictamente hablando, no tendrían por qué intentar abarcarlas todas.

Frere-Jones se pregunta por qué cansa Aracade Fire

La semana pasada el columnista Sasha Frere-Jones publicó en The New Yorker su juicio sobre la música indie en los últimos quince años.

Cuando los músicos negros tenían un éxito restringido, los músicos blancos adoptaban a placer elementos de su música, pero en el mundo posterior a The Chronic de Dr. Dre (1992) las reglas son diferentes. Cuando el intérprete de hip-hop comienza a recibir la misma o más atención que el rockstar, el rockstar comienza a cuidarse de adoptar poses y estilos de aquel.

Led Zeppelin tomaba lo que quería del bluesman Willie Dixon, y Dylan bebió hasta la embriaguez de la Anthology of American Folk Music. Ahora Devendra Banhart afirmar admirar a R. Kelly, pero no encontramos ni rastro de Kelly en su música. A comienzos de los ochenta The Clash miraba hacia el dub y el funk, ahora Arcade Fire interpreta cóvers de The Clash, pero no mira ni por asomo a las fuentes de The Clash.

A la primera leída me pareció que Frere-Jones extrapolaba casos aislados para postular que el indie se estaba encerrando en sí mismo. Pensé que, sin ir tan lejos, en los noventa había surgido un maestro del crossover como DJ Shadow. Entonces recordé que hasta él había terminado tomando partido: en The Outsider se repliega totalmente en el hyphy de la Costa Oeste.

Parece que Frere-Jones ha dado un buen tiro.

dispatches from a public librarian

Scott Douglas es un bibliotecario de Anaheim que escribe en McSweeney's sobre asuntos de bibliotecarios.

There's a stereotype about librarian jobs that goes something along the lines of "all librarians ever do is sit around all day and wait for someone to ask for a book." This is simply not the case. For starters, most people don't even know how to read anymore, and the few that do don't come to the library—they're obviously smart, and therefore well off financially, and therefore go to Amazon.com to buy books, which they in turn donate to the library, which the library sells at a book sale, from which proceeds go to buy new computers.

10/29/2007

dibujitos

Entre los cachivaches que la familia Dunievitz tenía arrumbados en su garage había 140 dibujitos hechos con lápices de colores. Generalmente había un sleeping-bag cubriéndolos, a veces el gato dormía encima de ellos.

Los dibujos los había hecho un paciente del DeWitt State Hospital, centro psiquiátrico de Auburn (California) donde trabajaba el Dr. Max Dunievitz. Gracias a la retrospectiva realizada en el American Folk Art Museum sobre la obra de Martín Ramírez la familia descubrió que algunos de los dibujos de Ramírez (diagnosticado como esquizofrénico) están cotizados en 100,000 dólares y se ha puesto en contacto con el Museo para vender la mayoría y hacer algunos donativos.

10/22/2007

el destino del álbum

La semana anterior hablábamos de los músicos que abandonan la industria disquera para distribuir sus grabaciones prescindiendo de los intermediarios tradicionales. Ahora bien, prescindir de los intermediarios tradicionales libera también de los formatos tradicionales.


El álbum como anormalidad y el juicio de Nik Cohn

Si en las disqueras se desatara un éxodo de grupos la música popular no estaría alcanzando conquistas inéditas, sino apenas recuperando una flexibilidad que poseía hasta antes de la invención del LP.

El cantor de corridos iba haciéndolos conforme le llegaban nuevas anécdotas, no se esperaba a reunir doce canciones que pudiera presentar como obra conceptual. Y el trovador de las Cortes de Amor no hacía dos singles acompañados de una decena de temas olvidables para rellenar sus presentaciones.

Todavía en la juventud de Elvis y Cash las canciones se entregaban de una en una, o de par en par. Hacían las canciones necesarias, ya fuera porque lo pedía la musa, su ego o sus acreedores.

El álbum surgió como una demanda del formato y del mercado. En la centenaria historia de la música popular aparece como una anormalidad nacida en el siglo XX.

Es una contingencia surgida de la posibilidad de abaratar costos ofreciendo mucho contenido en un solo contenedor, y también de la ascensión de los jóvenes como un jugoso y bien delimitado sector de mercado. Habla Nik Cohn sobre lo que ocurrió a fines de los cincuenta y principios de los sesenta:

(Antes) todo tenía que ser compartido con los adultos… los hombres de negocios nunca habían pensado en los jóvenes como una unidad comercial independiente, nunca habían pensado en que ellos tuvieran unos gustos y necesidades totalmente diferentes del resto de la comunidad. Las posibilidades se presentaron de golpe, como en una visión profética, y empezaron a moverse rápido, como locos. Como era de prever, los jóvenes compraron todo lo que se les puso por delante: motocicletas, pantalones vaqueros, aceites para el pelo y sobre todo música. Todo lo que había que hacer era calificar de teen cualquier tipo de objeto y ellos tendrían que comprárselo. Awopbopaloobop Alopbamboom: una historia de la música pop, 1968.


Unos son como Stephin Merritt, otros como Scott Walker

El álbum no puede desaparecer de la noche a la mañana, pues los grupos seguirán oponiendo resistencia: ¿cómo privarse de la esperanza de grabar un nuevo Pet Sounds o un Sgt. Pepper’s?

Por otro lado, para los compositores prolíficos sería una bendición prescindir de él: gente como Andrés Calamaro o Stephin Merritt podrían difundir sus obras sin tener que hacer extensas negociaciones o meterle soberanos sustos a una disquera.

Y los que viven lejos del mundo y sus prisas, como Scott Walker, podrían grabar una sola canción si una sola canción es lo que han hecho en el último año.

No escribamos todavía la esquela del álbum. Podría tardar en desaparecer o no hacerlo nunca. Sólo pido que, si muere, no le lloremos tanto: tendríamos música con la flexibilidad de los viejos tiempos y la velocidad de transmisión de los nuevos. Nos estaríamos desprendiendo de algunos vicios adquiridos en el último medio siglo.

10/16/2007

fugas en la industria disquera

Desde el diez de octubre está disponible en la página web de Radiohead su nuevo disco, In Rainbows, listo para ser descargado por la cantidad que el público quiera pagar, incluso gratis. Pocos días después Trent Reznor anunció que él también prescindiría de contratos discográficos y ofrecería sus grabaciones directamente a los seguidores de Nine Inch Nails. Los anteriores discos de estos grupos habían aparecido en Capitol e Interscope, subsellos de EMI y Universal, dos de los “cuatro grandes” de esa industria.


Buen negocio para Radiohead y Nine Inch Nails

Las notas periodísticas subrayan la popularidad de ambas bandas como un antecedente que hace inaudita su decisión. En realidad, además de un acto de reivindicación podría tratarse de un buen negocio.

Con la escasa ganancia que reciben los grupos de la venta de discos y la cantidad de grabaciones que circulan gratuitamente, incluso antes de su lanzamiento oficial, lo único que una major puede ofrecer a un grupo es mercadotecnia y dolores de cabeza.

Con más de una década de difusión masiva, tanto Radiohead como NIN pueden prescindir de ambas cosas y todavía obtener ingresos por presentaciones y artículos para coleccionistas.

En este escenario, una edición posterior del álbum en un formato físico sería más un artículo de colección que un soporte de la grabación.


Scot Cohen y The Orchard

Respuesta de Alice Enders (de Enders Analysis) al Daily Telegraph con respecto a esta tendencia:

Es un caso típico de esta época, la venta de música en establecimientos está a la baja y la música vendida por internet está ascendiendo. Pero, por otro lado, si eres un desconocido sigues necesitando marketing, y tus beneficios económicos estarán repartidos, pues cuesta administrar un sitio web que realiza transacciones económicas.

Lo que omite Enders es que no falta quien se adapte más rápido y quiera llenar el vacío dejado por las disqueras. Ejemplo: TheOrchard.com, activa desde 1997 y especializada precisamente en marketing y distribución en internet para desconocidos, casi desconocidos y unos pocos que no lo son tanto.

En palabras de su fundador Scot Cohen:

Ya no podemos hablar en términos de sectores de mercado por edades. En la actualidad hay que hablar de sectores psicogeográficos, por intereses, origen, comunidades… son conceptos que una independiente no tiene por qué conocer. Ése es nuestro papel; el suyo es encontrar y publicar buena música. Rockdelux No. 243.

Muchos grupos de The Orchard tienen ventas modestas, pero la supervivencia de esa distribuidora nos dice que han sabido llegar con poca inversión al público idóneo para cada banda. Un sistema de pequeña escala pero muy efectivo.


Vuelven el vinil y la tornamesa

Salgamos un poco de tema. Mientras los grandes sellos se dan por vencidos con el software para prevenir el copiado de música y grupos populares abandonan el sistema discográfico tradicional, me ha tocado ver cada vez en más establecimientos de mi ciudad tornamesas de reciente factura, las mismas de diseño vintage que antes sólo se vendían en Sanborn’s como curiosidad.

El propio disco de Radiohead, cuando vea la luz en un soporte físico, lo hará en vinil. Y una de las bandas locales con más kilómetros recorridos, Los Llamarada, está publicando sus canciones exclusivamente en vinil.

Tiene sentido. Si la mayoría de la música la conservas como archivos en tu computadora o iPod, y te decides a poseer en un formato tangible sólo los discos que más aprecias, ¿por qué mejor no hacerlo en viniles, con más posibilidades estéticas y de nostalgia que un compacto? ¿Para qué sirve un CD de música a estas alturas?

10/08/2007

wii y facebook: recreo para adultos

No quiero hablar de juegos, sino de la gente que los juega. De los que los juegan, pero también de los que quisieran jugarlos, lo sepan o no. De todos, pues.


Wii


Escuchando una conversación entre gamers: “el Wii es el videojuego para la gente que no jugaba videojuegos”. El gamer con dos décadas en el medio lo dice con condescendencia, tolera al Wii pero le incomoda en la medida en que lo despoja de su singularidad.

Si, como pretende Nintendo, el control inalámbrico del Wii llega a manos de, o al menos es deseado por, cualquier adulto que trabaje, tenga sexo y pague impuestos, jugar videojuegos será tan poco distintivo como trabajar, tener sexo o pagar impuestos.

Hay anuncios del Wii protagonizados por adolescentes, pero lo novedoso son los otros, los que muestran oficinistas y ancianos deseosos de jugar.

La consola aparece poco en los anuncios, tiene prioridad su logo que surge como runa que ofrece la salvación a esos adultos: una invitación a jugar que es socialmente aceptada aunque no conlleve deporte o flirteo. “Lo sabemos, quieres jugar. Está bien. Todos lo queremos”.


Facebook


Uno de los detalles que ha disparado el éxito de Facebook ha sido el lanzamiento de Facebook Plataform el mayo pasado, que permite a cualquier programador ajeno a la empresa crear nuevas funciones para los usuarios. ¿Y qué ha hecho la gente con esta opción? Jugar.

En algún momento tuve cuentas en MySpace y Fotolog, pero la interacción que propiciaban estos sitios me aburría y pasaba días sin visitarlos. Las relaciones en Facebook son diferentes, se parecen más a un recreo en la primaria.

Hay chismógrafo (“Are you interested in me?”), se puede jugar a la casita (“My room”) o los monstruos (ser un vampiro y convertir a los demás). Todo es elemental, muy lejos de los Sims o Second Life, pero ha atraído a muchos que no hubieran invertido tiempo en esas elaboradas vidas alternas.

Wii y Facebook no son, ni por asomo, la versión más acabada de esta tendencia, apenas son síntomas. Las industrias del entretenimiento y la socialización suelen crear necesidades, en ello está uno de sus mecanismos de conservación y crecimiento, pero me parece que en este caso no han creado una necesidad: la encontraron. Un vacío en la experiencia del adulto que no había sido explotado.


El juego en el mundo adulto


Como invenciones culturales, la infancia y la adolescencia proveyeron al niño de un nicho libre de responsabilidades mayores, donde y durante el cual podían jugar e instruirse.

Esa tregua con los pequeños permitió a la civilización prescindir de los oficios, formar un mundo de profesionales y técnicos, así como acelerar la creación de comodidades que se convierten en nuevas necesidades. Este tipo de civilización vedó al adulto su acceso a lo lúdico y lo educativo.

El individuo productivo no tiene tiempo para jugar o aprender, sólo para entretenerse: hacer una pausa en lo que llega la hora de dormir, en lo que llega el lunes.

Aunque en las últimas dos décadas se haya hablado mucho de educación continua, no se han creado esquemas que cedan tiempo para practicarla. El juego no esperó a que le dieran permiso y se abrió paso en el mundo adulto.